miércoles, octubre 01, 2008

No Hay Libre Expresión Sin Especulación

Nadie se atrevería en una democracia a cuestionar la especulación. ¿Por que qué sería de la libre expresión sin ella? El mercado de valores es tan solo la quintaesencia del engaño, de la diferencia entre los precios a los que se puede pagar y a los que se debería cobrar. Esto ya se oye aburrido así que me dentendré.

El lenguaje en su estructura matemática es el equivalente a la matemática axiológica de la cual parte el discurso científico. No me siento yo mientras escribo esto. El discurso estructurado hace las veces de la resolución de un planteamiento. Es como si tuviera que decir algo porque se me ocurrió la idea genial de conectar especulación con libertad de expresión. En este sistema exacto en el que se yuxtapone la verdad objetiva, la incertidumbre estadística tiene el nombre de la mentira, toda vez que definimos mentira como la posibilidad de que un enunciado no sea cierto; porque si el enunciado no fuera cierto y esta condición definiera la mentira, directamente su inversa sería cierta y habríamos llegado de vuelta al campo determinista.

La estadística es altamente especulativa. La libre expresión concede legalmente el derecho de pronunciarse desde la verdad subjetiva, por ridículo que pueda esto sonar. Prontamente la democracia es un acto complejo de emergencia desde un estado biológico, y en cuanto a nuestra cuestión, es causa natural la necesidad de convertir la exactitud del lenguaje en una posibilidad ajena al compromiso objetivo. Especular, al fin, es un acto que no puede condenarse, porque procuré probar que hace parte seminal de la condición humana.

Mi lenguaje es altamente matemático. Me da la impresión de que hablo de la única forma cierta posible, considerando la situación en conjunto. El poder de la función numérica es más grande que mi espíritu de huir del nido. Así que me quedo, estadístico matemático.