viernes, febrero 27, 2009

Cero

Esta vez me tomaré este proyecto en serio. Es el proyecto de mi propio resurgimiento laboral. Ya debe cesar la sorpresa permanente que me causa el hecho de que el "trabajo" tenga las implicaciones sociales que tiene, y dejaré a un lado las denuncias a la humanidad acerca de cómo vivimos para trabajar, cómo una carrera vale más que ciertos principios o ciertas facetas de la persona vista como un todo. Existe un ciento más de denuncias que desde hoy deben ser acalladas porque, como bien debe saberse, estoy buscando trabajo.

Adicionalmente, me he dado cuenta de que mi persona no es suficiente para atraer a miles. Muy posible es también que este amargo ímpetu cese temprano y estas líneas se hundan entre las otras tantas que acá permanecen. Sin embargo, me pondré por encima de la segunda preocupación para atender la primera, y es que en adelante haré lo posible para gestionar este lugar como una comunidad interesante y productiva.

Este pequeño discurso debe sentar las bases de la búsqueda que se hace pública hoy y debe persisitir día tras día. Estas mismas letras se ponen a discusión a cada minuto, por arte de la inestabilidad, es claro, pero también porque las ideas se pulen y se combaten entre sí a cada minuto. Y si así es como funciona, no pienso entrometerme en ello.

Las circunstancias en las que todo esto se cierne conllevan un estado de tristeza que se ha prolongado por bastantes días pero no me impedirá continuar con mi búsqueda. De cierto modo, creo que las cosas no cambian realmente, es decir: el curso de las mismas no ha sido realmente alterado. Así es como debe ser.

Termino con un enlace a un blog que encontré referenciado, conlleva algo de la carga triste y romántica de esta situación. No la mía, la de las economías que es mucho más compleja y fascinante. Siempre prefiero ser un espectador, porque me apasiona la forma en que el mundo es observado. Bob está en Bancarrota:

Todas las millas recorridas por el vecindario, y arriba abajo por la playa; la confusión mental y emocional, el miedo de los acreedores persiguiéndome, todo eso llegó a su fin con una frase contundente:

«"Este documento es prueba de que al deudor le es adjudicado un retiro de deudas. SE ORDENA: Le es concedido una exención al deudos bajo la sección 727 del título 11 en el Código de los Estados Unidos (Ley de Bancarrotas)".
»"Este documento es prueba de que Vd. ha sido liberado de todas las deudas permitidas que ocurrieron previo al envío de su caso", diría mi abogado en la carta que le acompañaba.
»Traducción: se había clausurado mi deuda con la tareta de crédito.
»Había estado esperando este momento por meses. La verdad había soñado con estar libre de deudas durante años. Sólo que no pensé que tendría que declararme en bancarrota para conseguirlo. Pero estaba hecho.
»Lo tenía todo planeado.
»Serví una copa extra grande de mi vino favorito (...). Escribiré en mi testamento que la única tonada que deba escucharse durante mi entierro sea Flamenco Sketches, de Miles Davis».