domingo, mayo 15, 2005

Disfrute de la herencia de Cristian Duque

Estoy en un periodo de alta tensión. Padezco de Rinitis Cónica. Sé que ahora
muchos de ustedes empezarán a acudir a mí y a mi familia con condolencias
(buena hora, mi abuelo lleva enterrado un mes). Pero por favor: no mencionen mi
irremediable mal
, soy tan fácil de influenciar que si se preocupan acerca de que yo muera, seguramente lo esté en un par de días. Y como conozco a mi público, y
soy precavido, el siguiente es mi testamento:

Haga clic en su nombre para saber a qué tiene derecho. Para que no observen
mis preferencias, los he ordenado alfabéticamente. Qué tal. Lástima que tanta
inteligencia desaparezca de la faz de la tierra

Doctores y loqueros, me enferman y enloquecen.







A Amelia, sus amigas y las amigas de James Bond.

A Andrés Cárdenas

A Anita

A Derly

A Diana

A Diego Jaramillo

A Edna

A Érika

A Estefanía Leaño

A Jorge

A Karla





A LAURA

A Lina

A mi Madre

A María

A Miguel Enrique

A Mónica Orduz

A Oscar

A mi Padre

A Rafael

A Roberto

A Mónica Torres




Soy muy malo para esto. Siempre que contemplo posibilidades que yo mismo creo
imposibles, suceden. Espero averiguar si es regla universal en esta ocasión. Si
los olvidé, excúsenme, y reclamen su derecho escribiéndome . No he tenido tanto tiempo como debiera. Y no me había dado cuenta: ahora que no sostengo relaciones con ninguno, puedo decir todo lo que pienso, sin importar que me malinterpretes, lo usen en mi contra, o se sientan ofendidos de alguna forma. Yupi!


A Amelia y sus amigas (amigas mías también, espero), mi PC. No hay una mejor forma de saber quién era yo que por medio de él. Aunque espero que en estos momentos tengan ya una idea suficientemente clara. La clave de acceso: LauraNataliaOspinaRojas. volver.


A Andrés Cárdenas, más bien un último deseo. Que cambie su nombre al de Archibaldo, en honor suyo y mío. Y si la personalidad no le da para tanto, le pido que nombre a alguno de sus hijos Tasué, Tasuesino, Tasuesina o derivados. Así me recordará por más tiempo. Hasta que le desalojen la casa. volver.


A Anita, mi vestuario. Reducido, descuidado, con algunas tendencias, pero no muy vistoso en general. Pero creo que le va a ser muy difícil reconstruirme desde ellos, si llegase a intentarlo. volver.


A Derly le dejo todo el dinero físico que poseo (que estará por $250.000 - $290.000). Sé que le debo mucho (qué mal partido, ja ja), y de los que conozco es la de más altas aspiraciones (apartamento para ella sola, auto, dos empleos de siete millones mensuales en total...). También le dejo mi grabación completa de Sakura. No quiero que se quede perdida y empolvada, y creo que es quien más la valoraría. volver.


A Diana, mis deudas. De mis últimos años, cada sacrificio, préstamo, juramento, esfuerzo, logro, fallo, lágrima, golpe (a las paredes, a mi pecho), cada intento, cada papel actoral, se debe a ella en algún porcentaje. volver.


A Diego Jaramillo, mis revistas. En general son basura, pero él sabiamente sabrá qué hacer con ellas. Y mis documentos de identidad. Es mejor imitador de mí que soy yo (de él. Bueno, de mí también). volver.


A Edna (Dios, cómo desfallezco por ese nombre, cómo me revuelco de lo mucho que voy a extrañar el nombre), mi perdón por haberme dejado plantado aquella vez. Tenía tantas esperanzas... volver.


A Érika, un recuerdo: una carta y una de chocolates. Ese momento quizás no se haya apagado del todo. Por supuesto, todo eso sucedió en otra dimensión, éramos completamente otros. volver.


A Estefanía Leaño, mi cetro y corona. Ella será la encargada de seleccionar mi sucesor. De escoger una nueva princesa. volver.


A Jorge, todos mis cuadernos de estudio. Siempre es bueno tener una idea de dónde se está parado de vez en cuando. volver.


A Karla, mis libros de filosofía y afines, con mis ensayos, mis trabajos escritos y producciones gráficas (qué tal la Bienal, ah?). Todo aquello va hacia quien debe de ir: Una mujer grande, sofisticada y hacendosa. volver.


A LAURA, Laura Ospina, mi devoción completa; y lo que cueste tener la valentía suprahumana, más allá de este universo, para que sepa todo aquello que pasa por mi cabeza, mi alma, mi mente y mi corazón de guerrero. volver.


«Ella es cuatro años mayor que yo. Por ella, me colaría en un viaje a
Mercurio para darle más rápido las vueltas al sol, y cumplir años más seguido; y cuando tuviera su misma edad, volvería, para poder casarme con ella».

A Lina, nada. Se supone que la entierren conmigo. ¿Qué tal que yo no sea capaz de enfrentar el más allá? Se va conmigo, no corro riesgos. volver.


A mi Madre, todas mis fotografías, solo o acompañado. Será la única con el derecho a recordar mi rostro. volver.


A María, mi oso Bobo, mi demonio de Tazmania y una caja llena de cuentos para niños. No quiero que después de muerto mi ternura se vaya de tí. Y si un día puedes, compra una corbata, o alguna otra prenda naranja en mi honor. volver.


A Miguel Enrique, mi pornografía. Y bueno, como la que tengo de verdad decepciona (por tan mala y tan poquita), mis muebles, por si acaso necesita empeñar algo. Y mis credenciales, para que difunda su 'palabra' en tantos lados como sea posible. volver.


A mi amada Mónica Orduz le doy los derechos de propiedad sobre todo lo que he escrito. Creo que es quien más los valora. Aunque no sé si lleguen a ser un buen 'hit' comercial. Y mis libros de romance duradero y pasión verdadera. Estuvimos tan cerca... volver.


A Oscar, el calendario que hicimos. Que alguien le haga saber que los grandes proyectos deben hacerse realidad. volver.


A mi Padre, todo diploma, medalla o reconocimiento. Y si él tiene razón, rogaré a Dios por su alma (todo aparece cuando se deja de buscar). volver.


A Rafael, todos mis discos techno, mis productos de cuidado personal y mis revistas y libros de sofisticación masculina. Que sepa que no me apeno ni me arrepiento ni un minuto de ello. volver.


A Roberto, todo lo que me pida. Le debo su vida y mi vida. Le debo más de lo que ganaría si fuera dueño de Coca-Cola por cien años. Una canción: Mil Horas. Un personaje: El Coronel (de La Orgía). volver.


A Mónica Torres, mis esferos, micropuntas, marcadores, plumones y colores, lo que gasté en papel y tinta intentando convencerla de que nada había cambiado, y que su cambio de actitud produjo en mí inmensos vacíos. Como sea, ahora necesitará lo que en herencia le dejo, para dar ella unas cuantas explicaciones a medio mundo. volver.