sábado, octubre 27, 2007

No quieren soluciones, esas las encontró Aristóteles hace tiempo

Vuelvo de Cali de donde ganamos cuatro premios por un trabajo del cual no estoy muy orgulloso y con un dolor al cual no tengo más que dar bienvenida de forma permanente, y que me reconstruirá a mí y mi mundo una y otra vez.
 
Estoy perdiendo el quicio académicamente hablando y nunca podré saber si estoy errado o si es que el universo entero conspira en mi contra.
 
DESPUÉS
 
Este día al que despierto es una resaca de principios arruinados por arte de mi mente. El dolor me cruza como lo hace con los otros mil millones que somos. Un billón americano, todos nosotros tan ocupados con nuestros asuntos salvadores. No hay tiempo para nada más que nuestro propio dolor.
 
De cualquier manera, día a día transformo mi muy profunda problemática, no para arreglarla (de hecho mejora) sino para suavizarla. Entonces consigo estar con ella y complazco a un extraño que me habita sólo cuando estoy con ella. Tan pronto como le doy su beso de despedida, el extraño huye.
 
Alguien le ama y parte ante el primer asomo de duda
Alguien le desea y me extiende las preguntas que ella no parece querer contestar
Otro ser es capaz de tal retórica y palabras amorosas. Dios.