jueves, febrero 19, 2009

Una Marea Interna

Un amplio agujero en el Dique neerlandés se abre paso tras ruidosas grietas ▬ el agua y la espuma que rebosa en la superficie se adelanta hacia la ciudad planificada. Esta inundación también se espera. Las persona discuten ante el primero, ante el segundo o ante un tercero, familiar o profesional ▬ los argumentos los absuelven del horrendo dolor con el que la llama les alerta a gritos. La inundación los sacó a todos de sus casas, les distribuyó de una forma browniana por el campo, su temperatura, su desprotección. Mi indecisión ya patológica me deja desnudo por doquier ▬ yo aseguro no extrañar el abrazo que se engrandece en el regreso. Un lugar que no me corresponde (cierto que la ciudad se deba a mí; más yo nunca pertenecí por completo) seguido a otro idéntico, igual entro y pido algún plato costoso. Muero de hambre. Las insatisfacción implementa su muestra irritante ante la mirada atónita de nadie.

La ciudad se reconstruyó y se hace tarde. Me esperan los extraños. Mi juventud no es precio para el siguiente advenimiento del agua, que sin embargo gotea. Y no está bien desear un nuevo accidente en el dique. Está bien. Empiezo a notar que el calor de este lugar evapora mi agua corporal y muero.